Hace unas pocas semanas Amway inauguró un nuevo centro de producción NUTRILITE en Ada, Michigan, englobado en la sede central de Amway Corporation. Las nuevas instalaciones, que se extienden en una superficie de casi 100.000 metros cuadrados, acogen una parte de la cadena de producción de NUTRILITE, la marca de vitaminas y complementos alimenticios más vendida en el mundo (Fuente: Euromonitor International) y, en particular, tiene una capacidad productiva equivalente a más de 1,3 millones de cápsulas de Omega-3 al año. Y aprovechamos esta mención al producto para revelarles uno de los procesos de producción más llamativos del “Universo Amway”, el de las cápsulas de Omega-3 de NUTRILITE.
Controles de calidad: la producción de cápsulas blandas de Omega-3 es un proceso laborioso, complejo, y que, para mantener elevados estándares de calidad, debe alcanzar unos niveles de excelencia altísimos. El de los compuestos de Omega-3 de NUTRILITE es un viaje en la cadena de producción que dura unas 48 horas en total, siempre a través de procesos cuidadosamente controlados para garantizar la pureza del producto final. Los especialistas NUTRILITE efectúan controles de calidad extremadamente exhaustivos en cada una de las fases de la cadena de producción del producto (que consta de más de 25). Además Amway sigue los requisitos fijados por la Food & Drug Administration Good Manufacturing Practices (CFR 211: nutritional supplements grade), por lo que sigue testando el producto para garantizar su máxima calidad tras finalizar el proceso de producción. Cada una de las cápsulas producidas en las nuevas instalaciones de Ada se someten también a controles visuales humanos.
La materia prima: Los salmones oceánicos criados en los fiordos noruegos, que serán posteriormente usados en las cápsulas de Omega-3 de NUTRILITE, siguen una dieta extremadamente controlada. De hecho, son alimentados con una harina de pescado compuesta por anchoa, arenques, capelín y lacha provenientes de la corriente del Humboldt, situada entre Sudamérica y el norte de Perú, junto a proteínas extraídas de la soja, las algas y la cebada. Esta mezcla de compuestos en la alimentación de los salmones no es fortuita, sino que se usa para garantizar la mejor y más elevada concentración natural de ácidos grasos Omega-3. Antes de pasar al proceso de producción se efectúan, como mínimo, ocho test en ambientes esterilizados por cada banco de salmones capturado que pasara a formar parte del producto final, así como test regulares de microbiología en los laboratorios para garantizar la calidad química de la materia prima.
Los compuestos: Finalizada la fase de tests preliminares, puede comenzar la producción. Hay dos compuestos principales que constituyen un comprimido de Omega-3: la cápsula blanda de gelatina exterior y el aceite Omega-3 que contiene en su interior. La cápsula externa se obtiene mezclando granos de gelatina en polvo con agua y glicerina. Posteriormente, esta mezcla se calienta en un gran tanque contenedor y se somete a un proceso de vacío para eliminar las burbujas de aire restantes. Justo al lado de la sala de producción de las cápsulas, se elabora el aceite de Omega-3 con una formula exclusiva que combina aceite de pescado concentrado con una dosis precisa de Vitamina E. Para garantizar la frescura del producto final, todo el aceite de pescado se utiliza dentro de, y nunca sobrepasando, las 72 horas desde su extracción.
Encapsulación. El compuesto creado para las cápsulas de gelatina y el aceite son entonces aspirados dentro de una máquina de llenado. La mezcla caliente para las cápsulas se enfría ligeramente, formando hojas de gelatina, que se analizan individualmente para asegurar que su espesor es el correcto. Estas hojas se cortan entonces en dos mitades y se les da la típica forma de las cápsulas. El aceite Omega-3 se introduce posteriormente dentro de la cápsula, y las dos mitades se sellan aplicando calor. A continuación, se realiza un nuevo control de calidad diseñado para garantizar el sellado perfecto de cada capsula, el peso de cada comprimido y también el aspecto estético para garantizar una capsula “lisa” y sin anomalías visuales de ningún tipo. Después, las cápsulas son transportadas en cintas mecánicas, cuyo movimiento continuo evita que el producto se pegue entre sí o cambie de forma. La sala de encapsulación puede producir hasta 1.000 cápsulas por minuto.
Secado: El proceso de producción que conlleva más tiempo es la fase de secado. Las cintas mecánicas llenas de cápsulas recién producidas son bombeadas con aire, con una baja humedad, durante 24 horas en la sala de secado. Tan pronto como las cápsulas alcanzan la dureza, el peso y el grosor adecuado se vuelven a testar antes de pasar a la sala de acabado.
Acabado final: En la sala de acabado, las cápsulas se introducen en una máquina de clasificación que elimina las cápsulas de producto que son demasiado grandes o pequeñas. A continuación, los empleados de las instalaciones examinan visualmente cada cápsula blanda bajo una luz ultravioleta (UV) para verificar la ausencia de burbujas, impurezas o formas anormales. Las cápsulas que pasan el proceso de inspección humana entran en una máquina láser, que otorga un código de identificación a cada lote.
Envasado: Una de las fases más avanzadas tecnológicamente de la cadena de producción es la línea de envasado, que puede elaborar entre 80 y 130 paquetes de producto final por minuto. Unos sensores infrarrojos aseguran que la cantidad de cápsulas que se introduce en cada bote sea la correcta. Una vez los envases están llenos, una lámpara electromagnética sella herméticamente el papel bajo la tapa. A continuación, cada bote de cápsulas es inspeccionado por rayos X y etiquetado. Después de una inspección final para asegurar que las etiquetas están colocadas en los botes correctamente y alineadas con precisión, las cápsulas de Omega-3 de NUTRILITE están preparadas para ser distribuidas en los más de 100 países y territorios donde operamos.